Friday, June 24, 2005

Puntada sobre los personajes secundarios

Los personajes secundarios se han puesto de moda. En vista de que los argumentos de cierto tipo de historias (telenovelas, por ejemplo) resultan idénticos a los anteriores y, por lo tanto, predecibles, los "creativos" comienzan a desplazar los protagonismos y le dan más fuerza a los personajes secundarios, a sus historias no tan típicas, a sus caracterizaciones que, aunque caen con demasiada facilidad en la caricatura, dejan una huella más profunda en la mente de los "consumidores". Sí, pero estos personajes secundarios no son los que me interesan. Los que me interesan son los personajes secundarios de esta vida nuestra de cada día para la que tratamos de encontrar hilos conductores, temas y motivos, un Autor, claro, y relaciones intertextuales. Y me interesan porque a veces tengo la sensación de que me están robando el protagonismo, y eso que mi historia no me parece tan típica ni tan predecible. Me refiero, por ejemplo, a mis padres con sus dramas interminables, con su presencia exigente y sorda, con su manía de ignorar el guion de mi existencia y meterse con toda la gana de joderse la historia: son personajes secundarios que no se resignan a serlo, que trajeron hijos al mundo para tener un público, no para darles luego el mayor número de escenas. Las celebraciones del tipo día de la madre o del padre son su oportunidad para recuperar el primer plano, el centro del escenario, y lo hacen, claro que sí, y de qué manera. Desde hace ya unos años, desde que comprendí que no sólo era personaje y actriz, sino guionista y directora de mi vida, los veo de vez en cuando intentando meterse y puedo reírme, puedo reíme ahora, claro, porque antes me consumía la rabia y el dolor, pero ahora me río porque he diseñado "mecanismos" de respuesta y he desarrollado grandiosos medios de edición; sin embargo, veo a mi hermano, mi coestrella durante años, y me duele el alma porque él no ha logrado quitarles los hilos de su historia, porque se le pierden los temas y confunde los motivos, porque olvida sus parlamentos y se queda, literalmente, paralizado cuando el telón ya bajó, cuando de los aplausos no queda ni el eco. Quizás vivir consiste en conseguir ser Clint Eastwood, sí, pasar de actor de comerciales y programas de bajo presupuesto a estrella de un tipo de película, a director y actor de obras de arte... En las buenas películas, los personajes secundarios son los indispensables y están allí para soportar la historia central, no los hay gratuitos y mucho menos robashows. En fin, nadie puede decirle a nadie como vivir, y aunque me duele lo que le sucede a mi hermano, sé que sólo él puede, si algún día se decide a hacerlo, recuperar el hilo de su historia. Un abrazo para todos.

2 comments:

Anonymous said...

Hola Carolina, hoy he gastado todo el día visitando blogs colombianos y, en este sentido, no exagero para nada al afirmar que lo he gastado. Gastado totalmente. Me preguntaba mientrás iba en ese tour ocioso qué era lo que me atraía a ese derroche innecesario: lo sabía, primero inconciente luego conciente (ese es el juego de Freud, cierto?): la configuración de la identidad de la gente que elaboraba este tipo de blogs. Todo me parecía extremadamente falso o grosero. Yuppies con complejo de Michael Moore, perras de oficina con pasión por Pizarnik, tontos asalariados con pose beatnik. Basura de tercera calidad. Hubo un momento en que me asusté, toda esta nueva búsqueda por la identidad -que no es más que un tapadero, una realidad deseada virtual- se estaba llevando algo vital mío, sentía que se metían conmigo, que me estaban jodiendo la vida. Me preguntaba: quién es el que realmente lleva esta lucha hasta los extremos, quién es el que choca contra los troyanos. Ciertamente no son ellos. Es la época en que la corbata, el traje, lo homogéneo te hace invisible. En la invisibilidad estos sujetos encuentran su poder. No sólo en la invisibilidad de la virtualidad cibérnetica, también es la invisibilidad de servir a un sistema traicionero en el cual tú realmente eres invisible, remplazable y fácilmente dispensable. Entonces en qué me jodían? Claro, llegué a tu blog y como por arte de magia tus puntadas eran como un oasis en medio de toda esa mierda de profiles circulando egos secundarios. Es un oasis realmente que no tiene nada que ver con esa parafernalía, que se sale de esos forzados intentos por ser diferente, tal vez porque en sí mismo este blog es tan diferente que no requiere intentar lo que ya es: la diferencia. Me jodían estos chicos de estos blogs porque son el ejemplo clásico del personaje secundario robashow, como tú lo llamas. Es cierto que Internet es el lugar en el que pueden aflorar libremente las nuevas expresiones, pero esto no implica que este espacio ignore las tradicionales formas de expresión y esto último es lo que he descubierto en los blogs colombianos en general. Por eso me quedo con el Fotolog, en el cual por lo menos fluye lo adolescente como un universal adolescente en busca de otra cosa. Los jovenes se exponen a otros países, a otras culturas, y de inmediato adquieren la obligación tácita de ser híbridos. También ando en una situación similar con la familia, los personajes secundarios estropeando la historia del protagonista. No tengo muy claro por qué esta situación con la gente poca cosa se está presentando tan seguido ultimamente. Creo que no habría problema si ellos deciden ser los protagonistas de su propia serie, pero el problema es que también quieren arrasar con el programa de uno. Estoy blasfemando, pero en mi caso, creo que me identifico con los conceptos de Lyotard: creo que lo que se me ha impuesto es un diferendo para callarme y excluirme, despreciar mi discurso en términos de ellos, hacer mi voz y mi cuerpo invisible para su confort. Lo peor es que me agoto Carolina, y poco a poco voy cediendo. Matan la diferencia tan impunemente estos personajes secundarios.

Sobre tu anterior Post, también de acuerdo 100%. Cuando estudiaba filosofía tenía pesar de los filósofos y de mi mismo por mi probable afiliación al gremio. Era como ver a la gente más interesante del mundo, al mismo tiempo, siendo la misma gente más sola del mundo. No pude tolerar esa situación y claudiqué. No puedo entender por qué a los académicos les resulta tan difícil entregar el amor que entregan a un libro a una persona de carne y hueso. Por qué el pensamiento tiene que excluir un gesto amable y generoso, una sonrisa por lo menos. No entiendo muchas cosas, pero por eso prefiero gastar mi tiempo tratando de explicarmelas en mis propios términos,
Un sincero Abrazo.

Anonymous said...

Carolina, no sabes cuán feliz me hacen tus respuestas, no sólo porque cumplen su función de respuestas sino porque a la vez despliegan en mí un sinnúmero de preguntas. El cuadro de Magritte al que te refieres se llama "La condición humana". También tuve esa sensación de choque, casi como de cachetada, frente a este cuadro la primera vez que lo vi. Y luego, al enterarme del título, mi sensación de pánico se incrementó mil veces más... qué nos quería decir el señor René con este cuadro, qué nos dice... Siempre tuve la duda de que ese cuadro era una burla al arte como creación, siempre me pareció que Magritte se brulaba del hombre a la manera de Shakespeare, oh estúpidos hombres!... He visto dos cuadros de "La condición humana". Uno es frente a un ventanal que se abre a un inmenso océano azul y limpio... La vez primera que lo vi intuí que Magritte se refería a la incapacidad de lo humano frente al inaprehensible mundo que lo rodea. El segundo cuadro es similar, pero frente a un paisaje menos vasto -como lo es el mar- era frente a un paisaje verde, en medio de un territorio poco uniforme. Este segundo paisaje me resulta más oscuro, me genera más preguntas y por eso me atrae un tanto más. Por qué la insistencia de Magritte en este juego de representaciones, como los espejos en Borges, para hacer mención de lo especifícamente humano? Creo que el hecho de comunicarnos, de entendernos y encontrar puntos comunes con otras personas dan una pista. Algo así como lo que alguna vez decía creo que Sabato: encontrar a la persona ideal en medio de una inmensa ciudad es un milagro, pero perderla y volverla a encontrar ya es el destino. No estoy seguro de la cita, mi mente no funciona bien, igual, si lo dijo o no, no me interesa, creo que lo importante es que se dice algo importante acerca de la condición humana que escapa de nuestra propia comprensión y es ese más allá del lienzo que sugiere con maestría Magritte.