Monday, January 16, 2006

Puntada sobre las buenas compañías



Son las 10 de la noche, es lunes, estoy escuchando a Diana Krall y el sonido que hace mi adorada Lupe (ver foto) mientras mastica concentrada su hueso. Así que ando en buena compañía. Claro, al hablar de buenas compañías también me refiero a las amigas, a los amigos, a los libros, a una bebida de las que calientan el alma y derriten con su tibieza el cansancio y los pensamientos congelantes. Me refiero también a los recuerdos de otros momentos disfrutados en gratas compañías o a esos silenciosos en los que sólo escuchamos el sonido de la lluvia, allá fuera, o en los que vemos y asistimos a una historia bien contada. Cada día trae consigo la necesidad de un tipo particular de presencia, de una manera de contacto; para un lunes como hoy, una mascota amorosa y la buena música resultan perfectos complementos de la soledad gozada y gozosa. El año comenzó con paso lento, pero la semana pasada decidió ponerse en marcha a gran velocidad; supongo que todavía no me acostumbro a estos ritmos, por eso trato de compensar tanto acelere con cadencias tranquilas como la de la voz de la Krall, como la de esta noche en la que no tengo necesidad de llegar a ningún lado... A veces resulta grato sólo tejer, sin pensar en la figura que resultará de entrecruzar los hilos.
En un rato me meteré entre las cobijas, sentiré a mi lado el peludo y tibio cuerpo de Lupe, daré un par de vueltas antes de dejar de pensar en las tareas de mañana y, entonces, con suerte, me encontraré navegando por las ilógicas aguas del sueño... Abandonado el control, se abren posibilidades infinitas, como ahora, que escribo sin destino y sin brújula, como cuando se baila envuelto por la música, como cuando nos quedamos enredados en un abrazo sin protocolo. Hace días que busco un destino para la escritura y, quizás, por andar pensando en la meta no he hallado el punto de partida; no he logrado ver nada y esta oscuridad me produce angustia y parálisis. Quizás, como hoy, se trata sólo de abandonarse a un ritmo; como en esa película, Descubriendo a Forester (creo que así se llama), en la que Forester le dice a su joven amigo que comience a escribir copiando uno de sus textos, que se deje llevar por el ritmo de las manos sobre el teclado (es una máquina de escribir, en realidad) y que luego continúe con sus palabras. Encontrar un ritmo, dejarse llevar por el cuerpo que, claro que sí, sabe más... En fin, empecé hablando de las buenas compañías y... vean ustedes; ahora tengo algo que sentir. Dejo de tejer aclarando que mientras escribo esto también me siento en buena compañía. Un abrazo.

Friday, January 06, 2006

Puntada inicial

Sí, un nuevo año. Según todos los pronósticos, este 2006 pinta bien, muy bien. Año de cambio de piel, de giros radicales, de reencuentros con lo esencial; sé que a todos nos sonreirán los dioses generosos...
Es tiempo de descubrir nuevos ritmos y abandonarse en danzas desconocidas, en bailes que nos sorprendan de nosotros mismos. Tiempo de recuperar el cuerpo para perderlo una y otra vez. Para este nuevo periodo de mi vida quiero seguir dos motivos: movimiento y contacto. Voy a explorar esos dos territorios del cuerpo, de los sentidos y la emoción... Esta es un minipuntada. Feliz 2006... Abrazos para todos.