Saturday, March 12, 2005

Puntada sobre estrategias amorosas

Aunque la cartelera anda llena de magníficas y artísticas ofertas, ayer nos decidimos por Hitch, una comedia romántica que resultó muy divertida y sí, muy interesante también. A su manera, la película plantea una teoría acerca de la conquista amorosa: cuando uno se enamora, ninguna teoría funciona. Claro, cuando uno se enamora... pero para llegar a enamorarse es necesario darse la oportunidad de conocer a alguien, y es en esa etapa de la "oportunidad de conocer" donde, según la película, andamos en problemas... Por qué, me pregunto yo. Por qué nos negamos la posibilidad de conocer a alguien (aclaro aquí que yo estoy casadita y este problema ya no me quita el sueño, pero precisamente el día en que mi esposo y yo salimos por primera vez en plan cita, nuestra conversación giró alrededor de este tema, sí, porque en ese entonces Camilo y yo eramos amigos y teníamos la intención de seguir siendo sólo amigos, pero se nos disparó la oxitocina, quizás sacudida por los movimientos del baile... en fin). Aventuro una hipótesis: de alguna perversa manera se nos ha convencido de que no somos las criaturas más "amables", así que nos inventamos un par de cosas, blancas mentiritas sobre nosotros mismos, para gustar, para resultar más interesantes o más seductores... y claro, nos da mucho miedo ser des-cubiertos. Nos negamos la "oportunidad de conocer y ser conocidos" porque tememos que se nos caigan las máscaras y el otro quede petrificado de horror ante nuestra imagen... El fantasma de la ópera o la Medusa nos pueden parecer menos aterradores que nosotros mismos... Y luego pasa que alguien sí nos quiere, así, sin máscara, pero no nos lo creemos y terminamos por sabotear la naciente relación o, no sé si peor aún, nos sentimos muy "agradecidos" con el otro y terminamos construyendo una relación de perfil sado-masoquista en el plano psicológico que nos va haciendo puré sin darnos cuenta... El panorama amoroso está lleno de nubes grises, tormentas y amenazas de tormenta, pero yo conozco un par de buenos casos, no son historias sin problemas (eso no pasa ni en la ficción), pero son historias donde los dos integrantes de la pareja están tratando de vencer los miedos, de lidiar con las variaciones afectivas, de quererse rico en el cada día... Así que creo que es posible, no sólo enamorarse (a la hora del té eso es facilísimo porque depende sólo de una persona), sino construir pareja y amarse (eso sí es difícil porque depende de dos), quitarse las máscaras y aprender a querer al monstrico que somos y al que duerme a nuestro lado... Dejemos de tejer aquí, que sobre este tema sí que me puedo extender y termino por cansarlos. Un abrazo para todos.

3 comments:

Anonymous said...

NO TE PASES, TÍA!

Pues eso. Que además de que estás buenísima, ahora tenemos que soportar que te nos vuelvas expresiva, y, además,escribas bien sobre cualquier rollo que se te ocurra. Me cago en Dios! Pues que bien! Le das un buen ejemplo a todos esos pasotas que tienes como alumnos, que sÉlo piensan en la tele y en cómo levantar las futuras pelas para la lipo, o en comerse una rosca. Sigue así, tía, y pronto tendremos dos opciones: o te nos vuelves una consultora sentimental, o en una escitora cada vez aguda, respetada y libre. "Yo veré!", comno dicen en tu tierra.
fdo: "YA-SABES-QUIÉN".

Anonymous said...

YO SOY OTRO ANÒNIMO

Ma`sssssita:

Estoy pariclamente de acuerdo con el españolete deslenguado que te envió mensaje. Te lo he dicho en anteriores "oportunities": creo que vale, y mucho, la pena, que sigas escribiendo, pues tienes cosas que decir y lo haces bien. Tenemos escritora!
Una inquietud: ¿es posible cambiar el fondo negro de la pàgina? junto con la letra pequeña, dificulta la lectura.
Un abrazo, y mucho ánimo!
G.P.V.

Anonymous said...

¿Acaso existe una fórmula única y efectiva para el amor? Con cada respuesta y acto espontáneo se confirma que incluso las más ingeniosas estrategias o son suficientes a la hora de enfrentar los avatares de la realidad. Más aún cuando una historia se teje alrededor de las relaciones de pareja.
L.HENAO

Probablemente Alex "Hitch" Hitchens (Hill Smith) no necesitó la cátedra del doctor Daniel Goleman, experto en inteligencia emocional, para convertirse en un experto traductor de la seducción y testigo del amor. Sin embargo, en Hitch, la película dirigida por Andy Tennant, las situaciones divertidas propias de una comedia romántica, están atravesadas por el argumento de la inteligencia emocional. No en vano el protagonista refuerza la tesis del doctor Goleman, en cuanto hace gala de su aptitud emocional, como una habilidad que, determina lo bien que se pueden ultimar los talentos personales, en este caso, el de la seducción.

De cualquier forma, Hitch también es un doctor, pero de citas amorosas, cuyo método consiste en diseñar un plan para las tres primeras citas de sus clientes, con el fin de conquistar a la mujer que parece inalcanzable. Hitch se define a sí mismo como “asesor” de manejo de marca, y en cierta medida lo es. Promociona la imagen de sus clientes frente sin darse cuenta de que desconfía del “producto” que vende: el amor.
Por eso tal vez Hitch prefiere el anonimato en un cuento de hadas en el que se vaticina un final feliz. Claro, no todo es fácil. El trabajo de cupido requiere de labores de investigación, pero también de experiencias personales y de historias que salen publicadas en el periódico. Para acompañar la composición poco convencional de cada pareja, de cada situación, la película cuenta con una buena banda sonora y con el infaltable humor de Smith.
A pesar de saber que “8 de cada 10 mujeres creen que el primer beso les dice todo lo que ellas necesitan saber acerca de un hombre” y de haber alcanzado su objetivo de unir varias parejas, Hitch no se conforma con conseguir para sí mismo un amor pasajero, sino un amor verdadero. Por eso, aunque hay otros personajes que comparten su protagonismo, es Hitch quien, desde su propia experiencia de enamoramiento con la periodista Sara Melas (Eva Mendes) descubre la única fórmula para el amor: no hay ninguna técnica infalible.