Cuando hablamos de generosidad, generalmente pensamos en el dinero, en que ser generoso implica dar, donar, regalar parte de nuestros bienes materiales a otros, a los menos favorecidos (esta es una expresión de cajón, un eufemismo para referirnos a los pobres). Y es cierto, pero es sólo un aspecto de la generosidad. En el lugar donde trabajo, se habla mucho de "compromiso social", y en ese "social" sólo se incluyen los pobres, perdón, los menos favorecidos. Creo yo que ser generoso con lo material es más fácil que serlo con lo intangible, con esos otros bienes que nos con-forman. El DRAE define al mezquino como "quien escatima excesivamente en el gasto. /Falto de nobleza de espíritu. /Pequeño, diminuto." En los últimos meses, me he dado cuenta de que ese pequeño mundo de la academia (en el que me he movido durante ya muchos años) es un mundo mezquino, tanto con lo material como con lo inmaterial. La falta de generosidad con el dinero y los bienes no me sorprende, es resultado de la prioridad colectiva de tener más y más, la regla parece simple: para tener más, es necesario escatimar excesivamente en los gastos (aunque sospecho de esta regla elemental, creo que aquí también funciona como en matemáticas: más por más da más). Sin embargo, es doloroso comprobar la mezquindad cuando se trata del conocimiento, de la alegría, del apoyo, de la celebración o la condolencia. Cuando hablamos de bienes inmanteriales la regla para tener más es contraria a la que aplica para los materiales: cuanto más se da, más se recibe. Así funciona con el amor, con la amistad, con la risa, con la ternura... dar más es recibir más. Y lo que puedo comprobar en mi entorno, en ese chiquito, es que las personas tienen muy poco amor, muy poca alegría, escasa sabiduría... porque son poco generosos con ellas, porque no las brindan en abundancia...
Digo que me he dado cuenta recientemente de esta falta de generosidad, porque he tenido contacto con otras personas, de mundos más amplios, que son todo lo contrario. He comprobado que la generosidad sí existe y esto me llena de alegría. La palabra generosidad viene del griego genos que significa generar (este dato me lo ha brindado un amigo generoso), en ese sentido la generosidad es el principio creativo por excelencia, es el comienzo de la abundancia. Es magnífico comprobar que la generosidad existe, que está ligada a la amistad y a las personas de espíritu rico. Dejo los hilos a un lado, por ahora, con un inmenso abrazo de agradecimiento a la vida que ha sido generosa, muy generosa conmigo.
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