Ayer, en clase, hablamos sobre el cuerpo y el erotismo. El cuerpo tan temido a lo largo de la historia, cuerpo como cárcel del alma, cuerpo como origen del pecado, cuerpo que se deteriora y muere, cuerpo misterioso y cíclico, cuerpo que deseamos desaparecer o perfeccionar... Un cuerpo que, como el nombre de alguna telenovela, nos resulta ajeno, desconocido. Escrutamos nuestros cuerpos en busca de defectos, de fallas, y lo comparamos siempre con esos otros cuerpos que suponemos perfectos; se duele el cuerpo así juzgado... y luego pretendemos que nos sirva como nave a los territorios del placer!!! ¿Cómo apropiarnos de nuestro cuerpo con admiración y amor? ¿Cómo conocerlo sin juzgarlo y habitarlo desde el placer? Supongo que la metáfora naútica puede ayudar: el capitán de un barco conoce su nave perfectamente -piensen en Jack Sparrow y su Perla Negra- y por ello sabe cómo dirigirla en medio de aguas tranquilas, con vientos favorables, como a través de la tormenta y las amenazas de naufragio... Así, como un capitán a su nave deberíamos conocer nuestro cuerpo, reconocerlo por todos los viajes ya vividos, quererlo sin reservas porque es nuestra nave, punto. Vale la pena tomarse el tiempo para conocerse, para saber qué le gusta a nuestro cuerpo, qué le produce placer y qué lo hace sentir incómodo... sólo así podremos orientar a otros exploradores de nuestro territorio, sólo entonces podremos vivir el cotidiano contacto con el mundo como una experiencia erótica... Nota final: aprovechen estas mañanas de ciudad recién bañada, se siente tan rico el aire... Bueno, un abrazo de buen viento para todos.
1 comment:
Me encanta esa metafora.. el q conoce su cuerpo sabe como complacerlo y sabe como aprovecharlo para cuando vengan malas epocas: por ejemplo, la ausencia del otro cuerpo, del cuerpo amado :( Gracias por la puntada
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