Hace muchos meses no tejía... desde el 10 de noviembre del año pasado hasta estos días, 9 meses, he estado en algo así como un "periodo excepción": viajé, llegó la Navidad, volví a viajar, regresé y estuve en pausa, en un letargo general que parece estar terminando.
No es fácil regresar, a Ulises le tomó un montón de años hacerse a la idea de volver a su casa, a cuidar las ovejas y los olivos, a Penélope... bueno, no se sabe si ella dejó de tejer cuando regresó Ulises, quizás no, quizás siguió usando su estrategia para detener el tiempo, para estar sin estar, porque no debió ser sencillo ajustar su vida a la presencia de un extraño, por más esperado que haya sido. En fin, no es fácil volver a las rutinas, acomodar el cuerpo y la mente a los horarios y las responsabilidades. No es fácil porque tampoco se desea hacerlo.
En estos meses posteriores al viaje, he leído mucho, mucho, como mi estrategia penelópea de prolongar el viaje, de estar fuera de mí. Porque tampoco sé muy bien qué quiero ahora que sea "estar en mí"... Los viajes también contribuyen a que todo se cuestione, a que las cosas de siempre se vean de otra manera, a que nos hagamos esas incómodas preguntas. No he escrito mucho, todavía me cuesta. Hilar estas palabras no me resulta sencillo, estoy fuera de práctica. En fin, he vuelto. Las naves están otra vez en el puerto, ya me encargué de los asuntos domésticos que andaban pendientes, puedo volver a tejer. Un abrazo para todos.
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