Cuatro meses sin hilar... mmmm, en un comentario leí que posiblemente se debía a mi falta de tiempo; sí, claro, puedo decir eso y aceptarlo como una excusa válida, como la más común de las excusas para no hacer lo importante. Pero no quiero hacerlo, no ha sido falta de tiempo; tampoco tengo una explicación lógica diferente. Sin embargo, creo que este año, en general, ha sido un período de silencio, un tiempo de reflexión y de escucha, de aprendizaje. Todavía no soy consciente de la transformación que se está gestando, pero voy sintiendo sus efectos en un cambio sutil de mi manera de estar, de mis acciones cotidianas. Ya, voy a ser más específica. Me he dado cuenta, por ejemplo, de que ya no vivo con la sonrisa puesta a toda hora; cualquiera podría pensar que esto es una pérdida, que me he vuelto "seria". No, lo que siento es que la sonrisa puede ser un gesto inoportuno en ciertas situaciones y también puede restarle valor a lo que digo o hago en otros momentos. Puedo decir que me siento más serena y aplomada, porque, por fin, a mis treinta y pico, me veo y me siento "grande". Otra cosa que me ha pasado es que ando viendo en el mundo y sus habitantes toda su belleza (todas las posibilidades que son y tienen) sin dejar de reconocer las sombras que nos hacen tridimensionales. Claro, esta mirada hace que mis relaciones sean diferentes, que, en clase por ejemplo, me comporte diferente. También me ha generado una permanente dolencia: con la ciudad, con sus innumerables huecos, ando rabiosa porque pienso que nos es justo que se oscurezca la belleza de esta ciudad con el resultado de la corrupción; con mi pereza y la pereza ajena porque creo que somos expertos en sabotearnos... y decir que no tenemos tiempo. En fin, en esas ando, en medio de un proceso de transformación intenso que se manifiesta sutilmente. Fascinada estoy por comprender que la vida no para de cambiar, que podemos girar el timón de esta nave y arribar a territorios nuevos, misteriosos, inquietantes, que enfrentamos distintos cíclopes y vencemos la tentación de sirenas de formas cambiantes.
Para terminar, estoy leyendo una novela increíble: "Ambigüedad", de Elliot Perlman, en la que encontramos la mirada de 6 personajes sobre los mismos hechos y, claro, parece que leemos 6 mundos distintos, porque así es... Me ha dado mucho que pensar esta múltiple versión, y más cuando me doy cuenta de que entre los personajes no hay puentes, no se comunican entre sí y, claro, están solos y resentidos, atrapados en su mundo y en las explicaciones que inventan para la actuación de los demás. Buena opción de lectura, además está muy bien escrita y, en medio de la triste situación de aislamiento que narra, hay bellos instantes de conexión. Ahora sí, un abrazo desde mi corazón cambiante...
Para terminar, estoy leyendo una novela increíble: "Ambigüedad", de Elliot Perlman, en la que encontramos la mirada de 6 personajes sobre los mismos hechos y, claro, parece que leemos 6 mundos distintos, porque así es... Me ha dado mucho que pensar esta múltiple versión, y más cuando me doy cuenta de que entre los personajes no hay puentes, no se comunican entre sí y, claro, están solos y resentidos, atrapados en su mundo y en las explicaciones que inventan para la actuación de los demás. Buena opción de lectura, además está muy bien escrita y, en medio de la triste situación de aislamiento que narra, hay bellos instantes de conexión. Ahora sí, un abrazo desde mi corazón cambiante...
1 comment:
hola! Bueno pues me queda más que decirte "bienvenida de vuelta", y que bueno volverte a leer.
Me pareció un post que dice mucho, (no tenemos tiempo, aunque nos excusamos en ello para dejar de cumplir con lo que es importante) la procrastinación lo explica
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