- El personaje de Penélope, la mujer que teje y desteje para prolongar los plazos, me seduce enormemente. Creo que, de alguna manera, quienes escribimos lo hacemos por lo mismo: para prolongar los plazos. Y obramos de la misma manera: en la vida diurna, esa de todos los días, vamos dando puntas erráticas, más nudos que puntadas, en realidad, y necesitamos sentarnos en medio del silencio de la noche a destejer a des-(a)nudar lo hecho en el día para poder, entonces sí, darle una forma, puntada a puntada, a tanto hilo suelto, a los rollos internos y a los que armamos con otros, a las madejas que aguardan cogiendo polvo en los cajones, a esas lanas que han salido de las ovejas negras... Sólo así, tejiendo, destejiendo y volviendo a tejer es que logramos darle sentido a esta vida nuestra, tan normal y tan única, que vuelve acabar mañana o en cincuenta años, hecha un tapiz o un enredijo, recordada por alguien u olvidada.
- Porque una puntada es la mínima parte de un tejido y un tejido es una red, y yo quiero entrar a ser parte de una red.
- Porque me acuerdo de Serrat, de su canción entrañable, de la mujer que espera con su traje pasado de moda, con su equipaje listo, a que llegue el hombre que amó, y se queda sentada allí, porque no reconoce en ese señor mayor al joven que, tiempo atrás, le prometió que volvería.
- Claro, porque también me acuerdo de Robi Draco Rosa y esa otra canción entrañable...
Por ahora son los motivos que se me ocurren... Ah, bueno, también porque creo que suena bien, y me gusta. Espero que a ustedes también les suenen bien y les gusten estas puntadas de Penélope...
1 comment:
Qué bonito Carolina Alonso... qué bonito...
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