Sunday, October 28, 2007

Puntada sobre las elecciones

Es domingo, son las diez de la noche, ha llovido todo el día; un día de elecciones. Nuevos alcaldes, gobernadores, concejales, ediles... a partir del otro año, algunos dejarán sus trabajos para que nuevos los ocupen. Pasa todo el tiempo; especialmente en periodos de elecciones. Claro, cada uno de nosotros tiene sus propios períodos electorales, días y días en los que barajamos propuestas, hacemos listas de pros y contras, tratamos de imaginarnos el futuro que aguarda tras las diversas opciones... Igual, cada elección es una apuesta, "voy mis fichas al 11 negro" y eso puede significar cambiar de trabajo, estudiar algo nuevo, tener un hijo... ponemos las fichas y echamos a andar por el camino elegido, como una rueda de ruleta... Lo bueno es, creo, que en la vida realmente nunca se pierde, incluso cuando tenemos la sensación de habernos quedado con las manos vacías, o peor, con las manos llenas de problemas... no sé, de alguna manera la rueda vuelve a girar y aparecen caminos nuevos donde antes sólo veíamos una roca enorme o un abismo.
Sí, últimamente ha sido un período de elecciones para mí... interesante, asustador, vital. Una amiga mía se graduó el martes y esa ocasión feliz me hizo pensar en las preguntas renovadas que nos formulamos cada vez que cruzamos un umbral: ¿cuál es mi nueva misión?, ¿qué poderes y herramientas necesito para alcanzar con éxito mi tesoro?, ¿cuál es ese tesoro al que aspiro?, ¿qué debo conservar y qué, abandonar? Ahora me estoy haciendo estas preguntas porque yo soy de ese tipo de personas que necesita trazarse un mapa, así luego lo cambie, así lo cambie mil veces... me siento segura con un mapa en mis alforjas cuando comienzo a cabalgar. Hay otra cosa maravillosa en estos períodos de elecciones: los amigos que han sido y que son parecen confirmarse... sí, los amigos serán los de siempre y, claro, los nuevos. Bueno, paro aquí de hilar; un abrazo electoral para todos.

Sunday, October 21, 2007

PUNTADA SOBRE LA LECTURA EN VOZ ALTA

En dos ocasiones esta semana tuve la posibilidad de leer algunos de mis relatos. Leer en voz alta es un enorme placer para mí. Me gusta darle a los textos un ritmo mío, hecho de las pausas, la pronunciación justa, los silencios en los que miro a los escuchas... Sí, es un acto bello, una ceremonia. Este semestre no les he leído a mis alumnos, no sé por qué. Quizás se me olvidó simplemente; pero con los ejercicios de estos días he recordado lo que experimento cuando leo, cuando le regalo a otros una historia -escrita por mí o por alguien más, es mi regalo-. Al leer en voz alta para otros se crea una forma de contacto cálida y afectuosa. Palabras en el aire, como manos que se alargan para tocar a otros: palabras que tocan, que mueven, que sienten. Palabras que se extienden como una red, que cautivan. Sí, volveré a las antiguas ceremonias que había olvidado celebrar... Un abrazo con recomendación: leánle a alguien en voz alta y cuéntenme.

Tuesday, October 09, 2007

Puntada sobre el autoconocimiento

Ayer, en clase, hablamos sobre el cuerpo y el erotismo. El cuerpo tan temido a lo largo de la historia, cuerpo como cárcel del alma, cuerpo como origen del pecado, cuerpo que se deteriora y muere, cuerpo misterioso y cíclico, cuerpo que deseamos desaparecer o perfeccionar... Un cuerpo que, como el nombre de alguna telenovela, nos resulta ajeno, desconocido. Escrutamos nuestros cuerpos en busca de defectos, de fallas, y lo comparamos siempre con esos otros cuerpos que suponemos perfectos; se duele el cuerpo así juzgado... y luego pretendemos que nos sirva como nave a los territorios del placer!!! ¿Cómo apropiarnos de nuestro cuerpo con admiración y amor? ¿Cómo conocerlo sin juzgarlo y habitarlo desde el placer? Supongo que la metáfora naútica puede ayudar: el capitán de un barco conoce su nave perfectamente -piensen en Jack Sparrow y su Perla Negra- y por ello sabe cómo dirigirla en medio de aguas tranquilas, con vientos favorables, como a través de la tormenta y las amenazas de naufragio... Así, como un capitán a su nave deberíamos conocer nuestro cuerpo, reconocerlo por todos los viajes ya vividos, quererlo sin reservas porque es nuestra nave, punto. Vale la pena tomarse el tiempo para conocerse, para saber qué le gusta a nuestro cuerpo, qué le produce placer y qué lo hace sentir incómodo... sólo así podremos orientar a otros exploradores de nuestro territorio, sólo entonces podremos vivir el cotidiano contacto con el mundo como una experiencia erótica... Nota final: aprovechen estas mañanas de ciudad recién bañada, se siente tan rico el aire... Bueno, un abrazo de buen viento para todos.