Thursday, October 19, 2006

Puntada sobre la crítica

Hace ya muchos años, los hombres enloquecían por leer libros, su locura los llevaba a expresar la inconformidad con su mundo porque era distinto del que se narraba en las páginas. Porque ese, el literario, era un mundo coherente, regido por principios justos y generosos, y los locos querían trasladar ese modo de vida a su realidad… Entonces eran pocos los libros y pocos los locos de ese tipo. Hoy en día, son muchos los libros y muchos los locos, sí, pero de otro tipo. Yo diría que hoy enloquecemos por no leer libros, nuestra locura consiste en no sentirnos inconformes con este mundo de todos los días, en sentirnos incluso tan satisfechos que deseamos que nuestro modo de vida se traslade y se exprese en los libros… Se supone que los lectores quieren ver su realidad en lo que leen (no a través de lo que leen, que sería distinto), como si se tratara de realities verbales.
Libros para la satisfacción, para el entretenimiento… Libros para fomentar nuestra locura, libros tan cómodos y tan fáciles para que tengamos la sensación de que sí leemos, aún sin leer. Porque leer es mucho más, no es tan fácil ni mucho menos cómodo, no nos entretiene ni nos deja satisfechos. Leer de verdad es una acción, mientras que la comodidad y la satisfacción inmovilizan, aturden. Leer es un trabajo, como dijo Zuleta, un trabajo que produce felicidad, una actividad cuya práctica constituye su recompensa; la felicidad del lector radica en leer, cuanto más exigente y retador sea el texto, tanto mayor será la felicidad. Sin embargo, la lectura parece desprestigiada (como actividad, no como tema). Ser un lector, ser un crítico es, en el imaginario general, menos prestigioso que ser escritor (en realidad, lo mejor no es escribir, sino publicar; incluso diría que se trata de publicar no para ser leído, sino para ser visto). Probablemente de esta confusión de conceptos o de estas nuevas maneras de comprender el libro, la lectura y la escritura han surgido algunos de los problemas que aquejan a la crítica y a la literatura. Sabemos que muchos de los que escriben –libros y críticas en medios masivos– no leen, y que muchos de los que en verdad leen no escriben ni son publicados. No es un problema exclusivo de la literatura, las otras artes lo padecen incluso con mayor gravedad. Este parece ser un tiempo en el que los protagonistas son los autores, no sus obras (lo que explicaría que sean ellos los criticados, no sus libros).
Creo, en todo caso, que sigue habiendo verdaderos libros y verdaderos lectores, creo que siguen encontrándose y hallando la manera de mantenerse vivos, de darse a conocer. Creo que hay entre nosotros locos como los de antaño; nunca han sido muchos, nunca lo serán, pero no necesitan serlo. En la popularidad no reside el motivo de su felicidad, para estos locos lectores la dicha vive en medio de las páginas, de donde salen a hacer lo posible para que el mundo sea digno de ser narrado.

Monday, October 09, 2006

Puntada sobre "Intimidad"

Anoche terminé de leer la novela de Hanif Kureishi, Intimidad. El argumento es simple; un hombre decide abandonar a su esposa: asistimos a la última noche que está en esa casa. Es un relato doloroso que me hizo pensar en esa aparente imposibilidad que tenemos los seres humanos para conciliar nuestro proyecto de vida con un proyecto de pareja y de familia. Parece que las reglas son claras: lo uno o lo otro... No puedes tenerlo todo, ¡el amor exige sacrificios!, y, claro, lo que debe sacrificarse es... mmmm... cada uno de los integrantes de la pareja. Entonces, ¿quienes conforman ese extraño nuevo ser que es un "matrimonio"? Lo que vemos a diario tiende a responder: un par de criaturas amorfas que van perdiendo el brillo y la resonancia a pasos agigantados, unos seres que "deben" adaptarse a los moldes definitidos por la "responsabilidad".
Me resisto a aceptar esta premisa de vida, porque contiene en sí misma el germen de destrucción de la relación que prentende cimentar. Yo creo que el amor se construye y se nutre a partir de la curiosidad generada por un ser diferente y complejo; es el deseo de conocerlo lo que nos hace acercarnos y lo que mantiene vivo el vínculo. Si ese ser que amamos se convierte en una "cosa" simple, sin forma, estática, resultará inevitable que nuestro deseo se apague y nuestro amor se convierta en otros sentimientos (lástima -horror-, odio, indiferencia, miedo).
En una relación amorosa es fundamental la responsabilidad, sí, pero la responsabilidad por la propia vida, por no dejarnos fundir y con-fundir, por mantener vivas nuestra luz y nuestra musicalidad, por no abandonarnos... Creo que abandonar a otros (una esposa, unos hijos) sólo es el resultado de habernos perdido a nosotros mismos y de sentir, angustiosamente, a partir de algún acontecimiento, que debemos recuperarnos y que eso sólo será posible haciendo borrón y cuenta nueva... Bueno, un abrazo para todos. Los invito a leer esta novela, es de esas que nos dan mucho, mucho que pensar y que sentir. Dejo las agujas.